domingo, 19 de junio de 2016

Joan Carles el CICLISTA (con mayúsculas) y yo detrás de el con la lengua fuera.

El inevitable "selfie".

Mas de Frides.

 
Joan Carles, su Marin y mi Proflex.

Hace una escasa semana realice la ruta "Les Tres Cales - Camí de Gavadà - Fatxes - Barrancs de Vallplana, Taixos y Senén - Les Tres Cales" en algún momento de la crónica comentaba que subiendo por el camino de Gavaldà me superó un "biker" por esta pista asfaltada, el llevaba un ritmo mucho mas consistente que el mio, al adelantarme me saludo con un "bon día", le devolví el saludo y recuerdo que en un par de curvas ya perdí su rastro.
Pues bien hoy me había levantado con ganas de disfrutar una ruta en principio todavía más larga que la de la semana pasada, aunque cuando llevaba unos pocos kilómetros pedaleando mis ambiciones aventureras se iban disipando por culpa del viento que esta mañana soplaba de manera intensa, la verdad es que no me gusta lidiar con el "amigo" Mistral que normalmente siempre que pedaleo hacia el interior hace que avanzar con cierto ritmo  sea todavía más difícil.
Al poco rato a la altura del Mas de la Rabassa he vuelto a escuchar por detrás mía otro "bon día" ¿y sabéis quien era?.
Nada más y nada menos que el misterioso "biker"que por segunda vez en siete días vez me adelantaba con soltura y sin apenas despeinarse.
A pesar de que el 85% de las veces que pillo mi bici voy sólo, no me considero un tío antisocial, así que sin ningún rubor le pregunto para asegurarme si la semana pasada ara el que subía por el camino de Gavadà.
Con la confirmación de que en efecto yo no estaba equivocado, proseguimos juntos (ya por pista de tierra) dándole a los pedales y hablando de nuestra edad, de salud, de bicis, de ciclistas, etc.
Cuando llegamos al desvío de Frauques yo tenía que haber seguido en dirección al Perelló y el dirección hacia Fridas, pero como la compañía era grata y la charla muy agradable, además de que (realmente no me preguntéis porque) esta mañana no estaba demasiado combativo, decido seguir ruta con mi eventual compañero de marcha, que además es un gran conocer de la zona como más tarde pude averiguar.
Poco cosa más que contar hemos recorrido juntos unos 32 kilómetros y Joan Carles (¿no os lo había presentado?) con su bonita Marin de 26 del siglo pasado ha subido y bajado con maestría  y mucha más rapidez y ritmo que yo, lo que os comentaba la semana pasada y que en este escrito ratifico, el ciclista hace la bicicleta y no al revés.

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